Ejército Argentino Capellanía Mayor
Javascript DHTML Drop Down Menu Powered by dhtml-menu-builder.com
Nuestra Señora de La Merced
Virgen de La Merced

 

Reflexión del Evangelio del Domingo XXX del tiempo ordinario
Separador

.
Evangelio según San Lucas 18, 9-14.

“Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: “Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas”. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.
Para que la oración llegue a Dios y sea escuchada debe ser humilde, confiada y perseverante.

Todos sabemos que la soberbia es el pecado capital que atenta contra la virtud de la humildad. Y la humildad consiste en inclinarse hacia el humus, es decir la tierra. El hombre debe reconocer su nada ante Dios, el hecho de que es criatura hecha de la tierra, del barro que Dios tomó para formarlo. Todos los bienes provienen de Dios, cosa que también debe reconocer, incluido el bien obrar. Incluso sabemos también los creyentes que lo verdaderamente propio del hombre es el pecado, y ello es una prueba de que hemos sido hechos de la nada. Cristo es quien ha venido a darnos la gracia que Adán perdió con su pecado en el paraíso. La gracia es la que nos da el obrar bien y practicar las virtudes, es por ello que esto hay que atribuírselo a Dios, más que a nosotros. Aunque Dios no obra sin nosotros, por ello debemos cooperar a la gracia haciendo para cada virtud el esfuerzo que requiere. Pero no por ello somos o pensamos como pelagianos, diciendo que el hombre puede hacer y obrar las virtudes por la fuerza de sí mismo. Dios es quien da el querer y el obrar, dice San Pablo. Y esto es lo que no reconoce el fariseo de la parábola del evangelio de hoy.

Él comete la soberbia de mirarse solamente a sí mismo al rezar, y viendo sus virtudes, piensa que Dios también deberá verlas, y reconocer todo lo bueno que él hace por Dios. Es Dios quien debería agradecerle lo bueno que hace. Es muy distinta la oración del publicano, quien con gran humildad reconoce su nada y su pecado y pide gracia a Dios. El don de la gracia es precisamente un dejarle lugar a Dios. El lugar es ese vacío o nada del hombre para que Dios venga a llenarlo con su presencia vivificadora. Una vez agraciado, el hombre entonces podrá vivir los mandamientos y virtudes. Por eso decimos que con la gracia de Dios es posible, o por la gracia de Dios. Todo lo puedo en aquel que me conforta dice San Pablo, en contrario Jesús dice en la última cena: no podéis hacer nada sin mí. Por Él, con Él y en Él, la santidad es posible, ya que todo es posible para Dios. Para el hombre sólo es imposible.

El hombre podrá hacer cosas naturalmente buenas sin la gracia, incluso levantar civilizaciones; pero no podrá nunca alcanzar la cima de la santidad, y de lograr una civilización que siendo el Reino de Dios comenzado en la tierra pueda llegar a ser un preludio del cielo, sin la gracia de Dios. Sin la gracia y la aceptación del Reino de Dios, el hombre lo que ha hecho tal vez en nuestro tiempo es lograr que el mundo haya venido a ser un infierno confortable. Pero en realidad estamos llamados a edificar el Reino, y a que la vida del hombre se de en un modo de preludio del cielo. Claro que ello será solamente posible si el hombre sigue la llamada de Cristo: “Conviértanse y crean en el Evangelio”. 

Pbro. José D´Andrea
Capellán Castrense

Volver
Reflexiones anteriores
Descargas
 
BarraFinal
Santa Sede Conferencia Epicospal Argentina Obispado Castrense Ministerio de Defensa Ejército Argentino Escudo Capellania Mayor del Ejército mail Santoral Castrense Instructivo Pastoral Reflexión del Evangelio del domingo