Mons. Luis Eugenio Ferrari es Capellán Castrense. Actualmente se desempeña como Coordinador de la Comisión Diocesana de Pastoral de la Salud del Obispado Castrense de Argentina y es Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma.
Sabemos Monseñor que Ud. ha recorrido ya un largo camino dentro del área de Pastoral de la Salud en el Obispado Castrense mediante la coordinación de la misma, por este motivo nos gustarían algunas palabras suyas que nos ayuden a comprender cuál es la misión de la Pastoral de la Salud.
La Pastoral de la Salud se hace presente del mismo modo que Cristo lo hizo, encarnando la Salvación en gestos y signos portadores de Salud, siendo sacramento universal de salvación,  eficaz y creíble, no solo sosteniendo al enfermo sino ayudándolo a caminar a una experiencia de encuentro con el amor de Dios. Nos interesa subrayar sobre todo, la cercanía, la ternura y la oferta de sanación integral que caracterizan la actuación de Nuestro Señor con relación a los enfermos.

Sabemos que no sólo la enfermedad, sino también los años y los accidentes nos llevan a la perdida de la vida saludable y por tanto nos hacen entrar en contacto con los Centros de atención médica: ¿de qué manera se abordan estas problemáticas tan diversas desde la espiritualidad cristiana? Y, ¿cómo colaboran para ello los capellanes de hospital?
La experiencia de la enfermedad coloca al hombre en una situación de vulnerabilidad, debilidad e incertidumbre. El paciente como también sus familiares se encuentran muchas veces desorientados y habidos de una palabra, de un gesto que los haga sentirse acompañados. Es ahí donde el capellán hospitalario se presenta como un enviado de Jesús respondiendo al pedido que el hiciera a sus Apóstoles “cuando entren en una ciudad, curen a los enfermos que haya en ella y digan: el Reino de Dios llegó a ustedes” (Lc 10,8-9). Ésta es la misión del capellán: curar y liberar a los enfermos de hoy, imitar la actitud de Jesús que acoge, escucha, y comprende a los enfermos y marginados. Pero sobre todo les transmite su propia fe en el Padre, en cuya bondad y Misericordia siempre es posible encontrar acogida. Los libera del pecado con la posibilidad de reconciliarse con Dios.

En el tema que nos ocupa también conviene resaltar que cuando alguien sufre en su cuerpo o en su alma porque su salud está resentida, no sólo recae el problema sobre el enfermo sino también sobre su entorno: ¿qué líneas pastorales se siguen desde la Comisión que Ud. coordina para el acompañamiento de los familiares y de los otros vínculos que pueden verse afectados?
Si bien en nuestro objetivo está el formar un equipo de Pastoral, reconozco que estamos lejos de un trabajo coordinado para el acompañamiento de los familiares. La tarea queda circunscripta a las religiosas y voluntarias,  y desde luego a la disponibilidad del Capellán.
Ciertamente que las familias juegan un papel importante y se sienten muchas veces afectadas sobre todo los familiares más próximos. No se podría entender una buena asistencia espiritual sin contar con las familias de los enfermos. Hay que prestar una atención muy especial a los momentos más críticos incluyendo la ayuda para asumir la pérdida de los seres queridos y elaborar adecuadamente el duelo.

El agente sanitario es vulnerable frente al sufrimiento humano del paciente y de ello hablan las estadísticas cuando reflejan la fragilidad espiritual del personal de los nosocomios: ¿existen líneas de acción pastoral para el acompañamiento de dichos agentes en el ámbito de la Pastoral de la salud castrense?
Ciertamente nuestro servicio pastoral debe prestar atención también a todo el personal, cuidando la dimensión humana y espiritual en el ejercicio profesional, para un crecimiento personal y una mayor calidad del servicio que se presta a las personas enfermas.
Nuestra mirada y atención debe llegar también a la institución hospitalaria, contribuyendo a sensibilizar a toda la organización para que preste una asistencia integral a los enfermos, sus familias y personal trabajador, velando para que el enfermo ocupe siempre el lugar central que le corresponde y colaborando en la tarea de humanizar la asistencia. De ahí la importancia de la permanente relación del capellán con los directivos del hospital y su integración al equipo de Bioética.

Sabemos que desde la coordinación de esta pastoral Ud. se ha encargado de impulsar fuertemente la formación permanente de los agentes de pastoral a través de una Jornada Anual: ¿puede contarnos algo de esta experiencia?
Sin lugar a dudas las Jornadas de Pastoral de la Salud han contribuido por un lado a tomar conocimiento de ésta actividad Pastoral y por otra parte asumir un compromiso para Humanizar la Medicina. La variedad de los temas que se han tratado han sido de gran ayuda para una relación concreta, personal con los enfermos de las patologías que se han tratado. Deseo destacar que éstas Jornadas han cobrado un fuerte impulso por las sugerencias y colaboración del Capellán Mayor del Ejército Pbro. Oscar Ángel Naef,  quien hizo extender la participación a dichas Jornadas a los Cadetes del Colegio Militar de la Nación y a los Aspirantes de la Escuela de Suboficiales. Por la variedad de temas tratados han sido numerosos los expositores que han transitado por ésta Jornada.
En cada Jornada se concluía con la recomendación a los Capellanes del valioso aporte que pueden ofrecer a los enfermos con los Sacramentos de la Reconciliación, la Eucaristía y la Unción  de los Enfermos.

Reportaje a cargo del Pbro. José Augusto D´Andrea, Capellán Castrense del Edificio “Libertador” sede del Estado Mayor General del Ejército. Se recibió de Médico en la Universidad Nacional de Buenos Aires y es Licenciado en Teología por la Universidad del Salvador.